Es muy normal escuchar a los dueños de una empresa quejarse debido a la partida de sus mejores empleados ignorando el verdadero punto en cuestión: la gente no abandona sus puestos de trabajo, abandonan a sus jefes.
La investigación de la Universidad de California junto con un
estudio del Consejo de Liderazgo Corporativo muestra que un empleado motivado
es 31% más productivo, tiene más ventas en un 37% y es tres veces más creativo
que los empleados que están desmotivados. Además, es un 87% menos propenso en
un a renunciar.
La investigación de Gallup muestra que el 70% de la motivación
de un empleado es influenciada por su líder. Por lo tanto, echemos un vistazo a
algunas de las peores cosas que hacen que los buenos empleados empaquen sus
maletas y renuncien.
1. Sobrecarga de trabajo
Nada desequilibra tanto a los buenos empleados como la
sobrecarga de trabajo. El exceso de trabajo es desconcertante para los
empleados; les hace sentir como si estuvieran siendo castigados por un gran
rendimiento.
Los aumentos y ascensos son formas aceptables y justas de
aumentar la carga de trabajo. Si lo único que aumenta es el trabajo y nada
cambia, buscarán otro empleo que les dé lo que se merecen.
2. No reconocer las aportaciones del empleado
ni recompensar el buen trabajo
Es fácil subestimar el poder de una palmadita en la espalda,
especialmente con los que están intrínsecamente motivados. A todos nos gustan
los elogios, mucho más a aquellos que trabajan duro y lo dan todo. Los líderes
necesitan comunicarse con su personal para averiguar la cosas que los hace
sentir bien y recompensarlos por su trabajo.
3. No contribuyen en el desarrollo de las
habilidades personales
Los buenos líderes dirigen, no importa que tan talentoso sea el
empleado. Ellos prestan atención, están dispuestos a escuchar y ofrecen
retroalimentación. Si tienes un empleado talentoso, tienes la tarea de retroalimentarlo
y ampliar su conjunto de habilidades. Si no lo haces, se aburrirán y no será
suficiente.
4. No se preocupan por sus empleados
Más de la mitad de las personas que abandonan su trabajo lo
hacen debido a la relación con su jefe.
Un buen jefe celebra el éxito de su empleado, son los empáticos
con aquellos que pasan por tiempos difíciles. Los jefes que no cuidan estos
aspectos siempre tendrán altas tasas de rotación. Es imposible trabajar para
alguien más de ocho horas al día cuando no están involucrados personalmente y
no se preocupan por nada más que por su rendimiento y producción.
5. No cumplen con lo acordado
Hacer promesas a la gente te coloca en la delgada línea que se
encuentra entre hacerla muy feliz o verla salir por la puerta. Cuando creas un
acuerdo, estás en la mira de tus empleados, con ello demuestras si eres digno
de confianza y honorable (dos cualidades muy importantes en un jefe).
Pero cuando evades tu compromiso, quedas como una persona
irrespetuosa. Después de todo, si el jefe no honra sus compromisos, ¿por qué
deberían hacerlo los demás?
6. Contratan y promueven a las personas
equivocadas
Los buenos empleados quieren trabajar con profesionales que
tengan ideas afines a ellos. Cuando los jefes no contratan al personal
adecuado, surge un desmotivante para los que trabajarán junto a ellos. Pero
promover a las personas equivocadas es aún peor. Cuando promueves a alguien sin
razón sólo para que esté contento, es un insulto masivo para los demás
empleados. No es de extrañar que los buenos elementos se vayan.
7. No permiten que la gente persiga sus
pasiones
Los empleados talentosos son apasionados. Proporcionarles
oportunidades para perseguir sus pasiones mejora su productividad y
satisfacción en el trabajo. Pero muchos jefes quieren que sus empleados
trabajen dentro de una pequeña caja. Temen que disminuya la productividad si
permiten que la gente expanda su enfoque y persiga sus pasiones.
8. No propician la creatividad
Los buenos empleados buscan mejorar todo lo que tocan. Si
bloqueas su capacidad de cambiar y mejorar las cosas porque lo único que te
interesa es su Statu Quo, lograrás que odien su trabajo. Enjaular su deseo
innato de crear no sólo los limita, te limita a ti también.
9. No desafían a las personas
intelectualmente
Los grandes jefes desafían a sus empleados a lograr cosas que al
principio parecen inconcebibles. En lugar de establecer objetivos mundanos, o
metas de alcance, intenta establecer objetivos elevados que impulsen a la gente
a salir de su zona de confort.
Los buenos líderes hacen todo lo que esté en sus manos para
ayudarlos a alcanzar sus metas y tener éxito. Cuando las personas talentosas e
inteligentes se encuentren haciendo cosas que resulten demasiado fáciles o
aburridas, buscarán otros trabajos que desafíen su intelecto.
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